Autor: Alfonso Lanz
Querido Amigo Gregorio, que alegría me diste al invitarme a participar con unas líneas en el homenaje que allí rinden a Pichón, sin dudas el mas grande entre nosotros (porque siempre estuvo entre nosotros y su espiritu aún ronda, por suerte). Te decía de la alegría que sentí, es verdad; pero te digo que al rato me asusté. Caí en la cuenta que no solo era el mas grande, sino el maestro. Claro que si, acaso no fue el precursor de todos y cada uno de los movimientos que el mundo psi a dado en el Rio de la Plata. Como no me iba a asustar si además yo nunca fui su discipulo, nunca lo conocí..
No me puedo sacar cartel con ninguna de sus grandes anecdotas, ni de haber colaborado en nada.. Ni siquiera de heberlo conocido personalmente. ¿Y entonces?
De pronto caigo en la cuenta, pero si yo hace veinte años que trasmito sus enseñanzas, el caracú de sus enseñanzas..
Cual?
Y el caracu de Pichón es la de un ser excepcional que comenzó su descollante carrera como intelectual del cambio social dando clases de frances a las pupilas del bajo, luego comenzó una revolución de alta intensidad en el manicomio y luego a años de fundar la Asociación Psicoanalitica Argentina y cuando estaba en lo mas alto de su jerarquia simplemente afirmó que ya no creia mas en el psicoanálisis y se retiro al frente de batalla fundando la primera escuela de psicología social. No me creen, lean el prologo al libro “Del psicoanalisis a la psicología social”
Este hombre comprometido con el cambio social, imbuido de la cultura de la America profunda, a la cual llega no por los libros sino por su convivencia con ella en el Chaco, en su devenir revolucionario nos ha compuesto. Yo mismo, mi generacion y muchos de los que con nosotros se han formado estamos imbuidos del espiritu de Pichon, somos sus hijos por no decir sus nietos. Sera por eso que preferimos la gente de pueblo a los cajetillas ilustrados.
Se que muchos dirán cosas mas importantes y precisas, pero vos sabes Gregorio que los uruguayos somos pichonianos ese es nuestro homenaje cotidiano, incluso hoy cuando hemos tomados sobre nuestros hombros hacer avanzar al esquizoanálisis seguimos apoyandonos en Pichon y sus técnicas pero fundamentalmente en su espiritu solidario, inventivo, inconformista y profundamente humano. Salud Pichón por cien años más de combate.